Destilería Paluzié de anís "El Lorito". Camino Real de Madrid.


A finales de la década de 1880, Fulgencio Paluzié funda una destilería entre Valencia y Benetusser, junto al Camino Real de Madrid. Especializado en la producción de anis, en 1886 resgistra su marca más reconocida: anis "El Lorito", que pronto se hará famoso por las llamativas botellas con forma de papagayo en que se envasaba.

Etiqueta de anís "El Lorito". Década de 1890.

En buena medida por su éxito industrial, los Paluzié se cuentan a principios del siglo XX como una familia notable del entorno de Benetusser, tanto es así que Esteban Paluzié, hermano de Fulgencio, sufraga junto a Vicente Codoñer, la construcción de la escuela de Catarroja. Fulgencio Paluzié fallece en 1901, pero no es su hermano quien le sucede, pues es la sociedad Carbonell Hermanos quien la adquiere.

Las familias notables de la zona mantienen relaciones estrechas a nivel personal e industrial. Tras los datos se intuye la configuración de círculos cerradas de poder e influencia, de alianzas y componendas entre industriales locales. Los Carbonell, compradores de la destilería Paluzié, mantiene relaciones de amistad con Esteba Paluzié. Este  a su vez patrocina la construcción la escuela de Catarroja junto a Vicente Codoñer, al que ¡oh casualidad! no tardaremos en ver como copropietario de la destilería.. De algún modo la destilería del anís "El Lorito" es un somero reflejo de como se teje y se desteje la madeja del poder económico en el ámbito rural periurbano de Valencia a principios del siglo XX.

Sello de calidad de Gladiator Rhum. Año 1903

Los Carbonell, financieros y comisionistas que operaban desde su oficina en la calle Pascual y Genis de Valencia, refuerzan su apuesta por la industria alcoholera diversificando la producción. Así al popular anís, añaden la producción de ron, licor-crema o concentrados de jarabe. Refuerzan la protección de la imagen de marca a la que suman alguna otra de nombres tan contundentes como "Gladiator Rhum" (ron de caña), un paso arriesgado en un momento en que la independencia de Cuba y Puerto Rico pone en jaque a los productores de ron, muy dependientes de los cultivos de caña de azúcar. El negocio del ron resultaba sin duda atrayente a los Carbonell pues elaboraban también el ron "La Habana" que el propio doctor Peset elogiará al destacar la calidad del proceso de elaboración y la ausencia en el licor de los colorantes que la industria alcoholera del momento empleaba para disfrazar licores de dudosa calidad.

Cartel publicitario. Década de 1920.

El Lorito estuvo presente en la Exposición Regional Valenciana de 1909, en la planta baja del palacio de Industria. Poco después, en 1911, la destilería está ya en manos de una nueva sociedad: Marcelino Hermanos, a la que muy pronto vemos sumarse a Vicente Codoñer, destilador con fábrica en Catarroja en la que fabricaba cremas y licores a su propio nombre. Los nuevos socios añadieron el licor de nuez de cola al catálogo de productos, bebida de moda por entonces y que produjeron a partir de 1910 bajo la marca "Gran Kola Oriental". En cuanto a anises, añadieron nuevas marcas a su oferta: "Anís Valencia" y "Anís el Turia". La delegación en Valencia de Marcelino Hermanos y Codoñer se situaba en la calle En Sala, con teléfono 1752, adelanto tecnológico que se implantó también en la fábrica, que en 1921 tenía el número de línea 2586.

Vista del interior de la destilería. Década de 1920

En los años 30 la sociedad propietaria de la destilería aparece transformada en "Marcelino y Cía" y en 1936 las marcas "Anís el Turia" y "Gran Kola Oriental" pasan a manos de Pedro Pascual Sancho López. La antigua destilería de "El Lorito" fundada por Paluzié ha pasado ya por aquel entonces de mano en mano por las diversas sociedades que hemos visto y es probablemente solo una pieza más de los conglomerados societarios de sus diversos propietarios, lo que hace cada vez más difícil diferenciar la destilería que nos ocupa de los negocios de las diferentes sociedades que se transfieren la propiedad. Así las cosas es difícil saber si Sancho López compró la antigua destilería de Paluzié o tan solo algunas de las marcas que producía la sociedad Marcelino y Cía. El rastro se difumina a partir de los años 40, con Miguel Quiles como último propietario. Varias marcas van expirando sin renovación de derechos, lo que sugiere que la destilería no superó las dificultades de posguerra.

Etiqueta de Miguel Quiles. Década de 1940.

Si hay algo en lo que destacó la destilería de Paluzié y que se mantuvo como rasgo distintivo durante la historia de las diversas marcas vinculadas a las sociedades que la controlaron, es la calidad y variedad de sus botellas. Si los anisados han sido siempre productos caracterizados por la originalidad de sus botellas, la destilería fundada por Paluzié llevó este signo distintivo de los anisados a su máxima expresión en cuanto a variedad de formas y de materiales: papagayos, falleras o elegantes señoras con abanico, junto a artísticas botellas más convencionales, todo ello elaborado en materiales diversos: cristal, cristal coloreado u opalina. De todo ello puede apreciarse una muestra bajo estas líneas.

Loritos de cristal (izquierda) y de opalina (derecha). Botellas para ediciones de lujo del anís "El Lorito" que también se comercializaba en botellas convencionales para anisados.

Botellas de cristal forradas en fieltro verde para crema de cacao y anís "El Lorito"

Fallera de opalina para licor de curaçao (izquierda) y de cristal tintado y coloreado para crema de chocolate "Valencia" (derecha)

Botella para anisados de la destilería Paluzié. Década de 1890.

Gumer Fernández Serrano y Enrique Ibáñez López.




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