ESPECIAL FALLAS: SEDERÍAS JOSÉ CANDELA ALBERT



Iniciamos aquí nuestro especial fallas 2018. Durante el mes de marzo hasta el 19 publicaremos artículos directa o indirectamente relacionados con el mundo fallero: sederías, artistas falleros, pirotecnia, chocolaterías y buñolerías y en general temas que se relacionan con el imaginario fallero.

La seda es la materia prima empleada en la laboriosa confección del espolín, característico tejido multicolor que compone la pieza principal del traje de valenciana. Lo confeccionaban de forma manual empresas sederas de las que aún perviven algunos ejemplos, que en algún caso continúan empleando telares que superan el siglo y medio de antigüedad.

La que hoy nos ocupa tuvo una corta pero notable trayectoria en la ciudad, aunque su principal cliente era la Iglesia Católica y su actividad más significada, la confección de ornamentos para el culto católico.

SEDERÍAS JOSÉ CANDELA ALBERT


La industria de la seda ocupa un lugar privilegiado en la historia comercial y económica de Valencia. De los primitivos talleres artesanales a las industrias mecanizadas, la sedería siempre estuvo muy vinculada al lujo y al ornato, con la Iglesia como gran cliente al que en menor medida se sumaban los pedidos de particulares. De los talleres sederos salían paños y casullas para el culto católico y también lienzos de espolín trabajosamente elaborados en telares manuales con los que las mujeres más acomodadas componían las galas de sus trajes de valenciana.

Tarjeta comercial de la empresa
Algunos de estos antiguos talleres artesanales aún perviven en el entorno de Valencia, valga el ejemplo de Sederías Camilo Miralles o la fábrica Garín. Otros desaparecieron o intentaron dar el salto, con diverso grado de éxito, al mundo de la hilatura mecanizada. Algunos gozaron en su tiempo de un enorme prestigio, que sus propietarios alentaban cultivando excelentes relaciones con el clero.

Uno de los talleres que alcanzó un elevado grado de reconocimiento, en gran medida gracias a las dotes diplomáticas de su fundador fue el de José Candela Albert. Desconocemos si tenía trayectoria fabril anterior fuera de la ciudad pero las primeras referencias sitúan su taller en la calle Pinzón hacia 1914. En abril de ese año su fábrica recibió la visita de una comisión formada por el Arzobispo, el Nuncio Apostólico y los eclesiásticos monseñor Solari y Félix Bilbao. Destacaban a ojos de los ilustres visitantes y de la prensa la importancia y los avances que había desarrollado la industria valenciana de ornamentos para iglesia.


Un momento de la visita a la fábrica de José Candela Albert

 Un año antes de la ilustre visita, José Candela hacía recibido el Regium Exequatur, quedando así acreditado y habilitado para ejercer como  Viceconsul de Colombia en Valencia. El diplomático e industrial aprovechó al máximo sus contactos internacionales y sus excelentes relaciones con la jerarquía católica para obtener encargos que prestigiaron su negocio otorgándole cierta relevancia internacional en particular entre el clero de Hispanoamérica y Norteamérica recibiendo así encargos para catedrales y dependencias arzobispales desde Canadá hasta Sudamérica.


Marca de fábrica en un ornamento de iglesia tejido en seda

 A lo largo de la década trasladó su sede desde la calle de Pinzón a la de Santo Tomás. En el número 18 de dicha calle lo encontramos en 1918, atendiendo encargos de casullas tanto para España como para Iberoamérica, a la que se exportaban previo pago por adelantado de las 40 pesetas que costaba cada unidad. En los años treinta el taller había cambiado de nuevo su sede, la tercera de su historia, que en 1931 se encontraba en la plaza de San Pablo.

Junto con su labor industrial, José Candela desarrollo una activa vida pública en los círculos empresariales locales, a tono con su cargo diplomático en el que progresó hasta alcanzar el rango de Cónsul. En los años veinte y treinta del siglo XX, impartió conferencias sobre economía, fue miembro de la Comisión de Publicaciones de la Cámara Oficial de Propiedad Urbana, ocupó diversos cargos en la Cámara de Comercio, participando entre otros en el Comité Industrial Sedero y en la Sociedad Valenciana de Fomento del Turismo, fue miembro de la Junta Valenciana de Caridad, de la Junta de Obras del Puerto y colaboró con el diario Las Provincias desde el cual, valiéndose de la tribuna que se le ofrecía fomentó las relaciones comerciales trasatlánticas e hispanoamericanas. En definitiva fue  un modelo de prohombre ilustrado entre la burguesía urbana de su tiempo.

José Candela Albert en una imagen de prensa de 1914

 Después de la guerra perdemos el rastro de su industria en la ciudad, desconocemos si no pudo sobrevivir al marasmo de la guerra y a la crisis de la posguerra o si sencillamente, el empresario buscó una mejor ubicación para sus negocios y los estableció en otro lugar aunque continuó desarrollando si actividad consular. José Candela, industrial sedero, diplomático, promotor de las relaciones con Hispanoamérica, viajero e impulsor del desarrollo turístico, falleció en 1961.

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