Destilería Marzal y sucesores. C/ San Vicente, 194


Salvador Marzal inició su trayectoria en el sector de la industria licorera de la mano de Ramón Benedito junto al que funda a finales del siglo XIX la “Sociedad Regular Colectiva Benedito y Marzal”. La destilería se encontraba en el Camino Real, entre Valencia y Benetússer y al igual que Benedito, dispuso de despacho de licores en la ciudad de Valencia, independiente del de su socio y situado en origen en la calle San Vicente, 194, si bien la numeración cambió con el tiempo.
Sello de vidrio a molde, distintivo que figura en el hombro 
de algunas botellas de Benedito y Marzal.

Juntos produjeron ron, bajo la denominación “La Cubana” y anís, bajo las marcas comerciales “Anís del Murciélago” y “Anis Franco Espagnol”

Tras el fallecimiento de Salvador en torno a 1895, la trayectoria de sus herederos se separa de la de Benedito para dar pie a la firma “Viuda e Hijo de Marzal”, que en 1896 funciona ya como una empresa con sus propias marcas: “La Industrial, “Anís Valencia”, “Licor Africano” y “Viuda e Hijo de Salvador Marzal”. Posteriormente adquirieron también la marca de ron “Jamaica” que había pertenecido a la Sociedad Regular Benedito y Marzal.

Modelo de etiqueta registrada para la marca  
"Anis Franco-Espagnol",
última registrada por la sociedad Benedito y Marzal.
Fuente: archivo de la OEPM.

Especializados en anisados, elaboraban además de anís convencional, anis escarchado y aceite esencial de anís; producían también coñac “Las Llaves”, ginebra “El Gato”, y otros licores. En el ámbito de las bebidas no alcohólicas elaboraban jarabes, de los que publicitaban hasta 16 especialidades diferentes. Presumían de obtener sus jarabes y licores de productos totalmente naturales, “flores, frutas y raices”

La empresa contó con teléfono desde una fecha tan temprana como 1903, con el número 546, convirtiéndose así los sucesores de Marzal en unos de los escasos privilegiados que en aquellas fechas contaban con teléfono particular, en un tiempo en el que la tasa de implantación de este aparato en España era inferior a 1 teléfono por cada 1000 habitantes. En esta línea pionera también patentaron una botella de anís, suponemos que con la voluntad de preservar algún diseño especialmente característico, pues era habitual que los productores de anís embotellasen algunas de sus marcas en envases singulares; sin embargo todo quedó en nada pues Marzal desistió de poner en marcha su propia patente.

Placa publicitaria de la firma Marzal en solitario.

Su trayectoria empresarial los llevó hasta la segunda mitad del siglo XX de la mano de diversos miembros de la familia Marzal. Tras experimentar los problemas y vicisitudes propios del difícil periodo de preguerra y Guerra Civil, la marca volvió a ser legalmente registrada a nombre de las hermanas Marzal Casañ a principios de los años 40, y fue en esos años cuando la destilería registró las últimas denominaciones comerciales de las que queda constancia.

Autores: Gumer Fernández Y Enrique Ibáñez

Puedes seguir la trayectoria de Ramón Benedito, socio de Marzal pinchando en:


O conocer la historia de uno de los primeros fabricantes de cerveza de la ciudad:



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